miércoles 24 de abril de 2024 - Edición Nº574

Locales | 7 feb 2023

CRIMEN Y JUSTICIA

La cárcel de Sierra Chica, la pesadilla de los rugbiers que asesinaron a Fernando Báez Sosa

El Tribunal de Dolores decidió que cinco de los ocho rugbiers cumplan prisión perpetua. La Unidad Penal N°2 está ubicada en Olavarría y fue escenario de uno de los motines más sangrientos de la historia, donde nació el mito de las "empanadas de presos".


El Tribunal Oral Criminal N°1 de Dolores pronunció su veredicto sobre el crimen de Fernando Báez Sosa y sentenció a prisión perpetua a cinco de los ocho rugbiers imputados y a 15 años de prisión para los tres restantes. Ahora, ya condenados, se especula que los primeros podrían pasar sus días en la cárcel de Sierra Chica, uno de los penales de máxima seguridad de la Argentina que fue escenario de un sangriento motín en 1996, donde murieron ocho internos.

El establecimiento penitenciario, cuyo nombre oficial es Unidad Penal N° 2, está ubicado en la ciudad de Olavarría. Allí podría cumplir condena Máximo Thomsen (23), Ciro Pertossi (22), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23) y Luciano Pertossi (21), que fueron hallados como coautores de "homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado por dos o más personas y por alevosía en concurso ideal de lesiones leves".

Por su parte Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23) y Lucas Pertossi (23), que fueron considerados partícipes secundarios de ese delito, podrían ser alojados en unidades penitenciarias de la localidad bonaerense de Campana. cercana a su domicilio de Zárate.

Según trascendió, cuatro días antes de que se conociera la condena, los ocho hicieron una solicitud especial y pidieron biblias y la visita de un pastor en el penal de Dolores, donde estaban alojados. El gesto fue interpretado como un movimiento para ingresar a pabellones evangelistas, que por lo general son menos violentos. Por el momento, el Tribunal no determinó en qué lugar cumplirán la pena.

Cómo es la cárcel de Sierra Chica

El establecimiento está ubicado a 12 kilómetros de Olavarría y a 350 kilómetros al sudoeste de la ciudad de Buenos Aires. Aloja a unos tres mil presos distribuidos en tres unidades: N° 2, N° 38 (régimen semiabierto) y N° 27 (régimen semiabierto y abierto). El preso que más tiempo pasó en la cárcel fue Carlos Robledo Puch, apodado "El Ángel Negro" o "El Ángel de la Muerte", antes de ser trasladado a otro lugar. 

Tiene una estructura panóptica y posee 12 pabellones con capacidad para 140 reclusos, y otros cuatro donde se alojan hasta 60 internos. También cuenta con diferentes talleres para que los detenidos puedan estudiar o especializarse en oficios, que van desde automotores y chapa y pintura hasta herrería, carpintería y fábrica de bloques y de baldosas, entre otros.

Los presos de peor conducta representan un 13% del total y están en el pabellón de máxima seguridad. Las celdas son de 3,75 metros de largo por 1,80 de ancho y 3,60 de alto; la ocupan dos internos y tienen un inodoro. Además, hay cortinas apostadas en las puertas de rejas para brindar algo de intimidad.

Los "12 apóstoles" y el mito de las empanadas

El 30 de marzo de 1996, durante Semana Santa, se inició en Sierra Chica un sangriento motín que se prolongó ocho días y ocasionó ocho muertos, entre guardias de seguridad y rehenes. Las víctimas fueron mutiladas para luego, supuestamente, realizar relleno de empanadas con ellos.

El motín fue encabezado por un grupo denominado como "Los 12 Apóstoles", integrado por Marcelo Brandán Juárez, Miguel Ángel Acevedo, Jorge Alberto Pedraza, Carlos Gorosito Ibáñez, Marcelo González Pérez, Jaime Pérez Sosa, Víctor Esquivel, Oscar Olivera Sánchez, Carlos Villalba Mazzey, Héctor Cóccaro Retamar, Marcelo Vilaseco Quiroga y Héctor Galarza.

Su apodo les fue puesto debido a la fecha religiosa en la que se registró la gresca la emprendieron contra otra banda que lideraba Agapito "Gapo" Lencinas. La idea general de los presos era lograr fugarse en el sábado de Semana Santa, pues era un día en el que la seguridad era más ligera, pero fracasaron.

Entre los rehenes se encontraban la jueza María Mercedes Malére y el secretario del Juzgado y, tras la revuelta, fueron condenados en el año 2000 a entre 12 y 15 años de prisión.

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