

Tras la publicación de la tasa de inflación de diciembre por parte del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), que alcanzó un 25,5%, se esperaba que el Banco Central anunciara su posición respecto a la tasa de interés del plazo fijo. En un escenario en el que la inflación supera ampliamente la rentabilidad actual de este mecanismo de ahorro, los inversionistas y ahorradores esperaban una decisión por parte de la entidad financiera.
Contrario a las expectativas de un ajuste, el Banco Central optó por mantener inalterada la tasa de interés nominal anual del plazo fijo en un 110%. Este valor contrasta significativamente con la tasa de inflación registrada, generando interrogantes sobre la estrategia del organismo frente a la pérdida de poder adquisitivo de los ahorristas.
En la actualidad, la tasa de interés nominal anual del plazo fijo ofrece un rendimiento mensual del 9,04%, cifra que se mantiene por debajo de la inflación. Para entender el impacto práctico, consideremos el caso de un plazo fijo por 30 días con un depósito inicial de $350.000. Al término del periodo, el inversor recibiría $381,643.84, compuesto por los $350,000 iniciales más un interés de $31,643.84.
En caso de renovar el plazo fijo por otro período de 30 días, el monto acumulado ascendería a $416,147.71, reflejando la adición de los intereses generados en el nuevo lapso. Este escenario plantea a los inversores la disyuntiva de evaluar la conveniencia de mantener sus ahorros en un instrumento cuya rentabilidad se ve superada por la inflación.