

La reciente designación de Luis Petri como Ministro de Defensa ha arrojado luz sobre una decisión política trascendental de Javier Milei, presidente electo de Argentina, quien parece haber reducido a su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, al papel meramente formal de la vicepresidencia.
Antes del triunfo en el balotaje, Villarruel estaba destinada a desempeñar un papel activo en áreas críticas como Seguridad y Defensa. Sin embargo, la desconfianza entre los líderes de la fórmula se agudizó cuando Milei se enteró de reuniones reservadas de Villarruel, en las cuales presentó planes y posibles colaboradores para ministerios clave sin su conocimiento ni aval.
La decisión de incorporar a Patricia Bullrich en Seguridad y a Luis Petri en Defensa, según allegados a Milei, se justifica como una forma de respetar los 6 millones de votos que tuvo Juntos por el Cambio. No obstante, esta elección también implica una clara disminución de la influencia de Villarruel en el nuevo gobierno.
Villarruel, hija de un excombatiente de Malvinas, no fue informada personalmente de la designación de Petri y se enteró por medios de comunicación y un comunicado oficial de la Oficina del Presidente Milei. Aunque había expresado su responsabilidad política para liderar ambos ministerios después del triunfo, la realidad ha cambiado drásticamente.
La Oficina del Presidente respondió escuetamente que las designaciones corresponden al presidente. Según Villarruel, las elecciones de Bullrich y Petri se basaron más en negociaciones políticas para garantizar la gobernabilidad que en criterios de experiencia y conocimiento en las respectivas áreas.
La designación de Petri se confirmó después de una reunión entre Milei y sus futuros funcionarios, donde se discutieron los desafíos y reformas que enfrentará cada ministerio. Mientras Bullrich ya inició la transición en Seguridad, Petri comenzará en las próximas horas las actividades oficiales vinculadas al traspaso de funciones y responsabilidades en Defensa. El distanciamiento entre Milei y Villarruel se profundiza, relegando a esta última a un papel más ceremonial en la administración.