

Los restos humanos encontrados resultaron ser parte de un legado educativo de la familia de una estudiante de medicina.
En una escena que parecía sacada de una película de suspenso, un empleado de la empresa de recolección de residuos se topó con una bolsa en la calle Azopardo al 4.400 y, al abrirla, quedó horrorizado al descubrir que contenía huesos humanos, incluyendo un cráneo.
La llegada de la policía al lugar dio inicio a una investigación que rápidamente se convirtió en un misterio en la comunidad. La bolsa tenía huesos rotulados y laqueados, lo que generó especulaciones sobre su posible uso educativo. ¿De dónde provenían estos restos humanos y quién los había desechado de esta manera?
Ante la creciente atención de los medios locales y las promesas de revisar las cámaras de seguridad para identificar al responsable, finalmente la persona responsable de este inusual hallazgo se presentó voluntariamente ante las autoridades.
El misterio quedó resuelto: la culpable resultó ser una estudiante de medicina, quien acudió a la Comisaría Segunda junto a un representante legal para dar su testimonio. Según su relato, ella misma había descartado la bolsa con los restos en las inmediaciones de su casa.
La joven explicó que estos huesos humanos habían sido utilizados para sus estudios en la carrera de medicina, siguiendo el ejemplo de su madre, quien los había utilizado con el mismo propósito hace dos décadas. Sin embargo, la estudiante declaró no conocer la procedencia exacta de estos restos, ya que han estado en su familia durante décadas.