

Hace 26 años, el cuerpo de José Luis Cabezas apareció incinerado en su auto, con dos proyectiles en su cabeza. Esto ocurrió un año después de que el reportero gráfico haya fotografiado a Alfredo Yabrán mientras vacacionaba en Pinamar.
Hasta ese momento, poco se conocía sobre el enigmático empresario. Si se sabía que era una de las personas más poderosas y temidas del país, con una estrecha relación con Carlos Saúl Menem.
“Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la cabeza”, solía decir Yabrán desde el anonimato. No fue hasta el verano de 1996 que José Luis Cabezas, reportero gráfico de la Revista Noticias, lo fotografió en las playas de Pinamar. La foto, que fue portada, se convirtió en un hito para el fotoperiodismo argentino.
Un año después, Cabezas estaba cubriendo un evento en el mismo lugar. Al salir en el vehículo que la Revista le había alquilado para la cobertura, fue sorprendido por cuatro personas. Le pegaron y lo subieron al auto. Minutos después, a la altura del partido General Madariaga, lo bajaron y lo asesinaron con dos tiros en su cabeza. Posteriormente, incendiaron su cuerpo junto con el auto.
Su caso conmocionó al país, puso en jaque al poder, y desnudó los mecanismos de censura con los que operan. Los responsables fueron juzgados y condenados a prisión perpetua, aunque salieron en libertad en 2017. La excepción fue Yabrán, quien se suicidó en 1998 cuando tenía pedido de captura.
A 26 años de su asesinato, José Luis Cabezas sigue presente. Su familia, y distintos gremios y organizaciones de prensa, organizan a lo largo del día múltiples homenajes. El lema es el mismo de siempre: “No se olviden de Cabezas”.